miércoles, 17 de marzo de 2010

4. El nacimiento de la clínica















Y qué mejor ejemplo que el uso de la clínica en la vida contemporánea. El núcleo duro de la mirada clínica funda un campo de acción concreto desligado de su constelación de conexiones, el campo de acción de la clínica es meramente funcional, en el sentido de un trabajo sobre las partes de un todo encerrado en sí mismo: el cuerpo vivo; que no el cuerpo viviente. Su límite está menos en la imagen del paciente listo para proseguir sus transformaciones vitales y más en el otorgamiento de una “vida artificial” con la que se ayuda a las funciones del cuerpo a continuar independientemente de las etapas de vida y las posibilidades de relación de ese cuerpo.

Una visión de lo vivo, por supuesto, reforzada cotidianamente por instituciones de normalización que ejercitan, administran, capitalizan y castigan cualquier desviación del vivir hacia su función utilitaria: la escuela, la prisión, el nacionalismo...

Así, la tarea actual quizá se puede formular como la búsqueda de espacios para la “construcción y la realización de un bios, de una forma de vida... gracias a la cual los hombres accedan a su propia plenitud” (Diego Tatián). Y, es claro, de generar las condiciones para las muchas formas que la vida pudiera tomar. Se trata, una vez más, de la vida en relación, más que la vida en funcionamiento.


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