lunes, 26 de noviembre de 2007

"El Infierno..." en la red

Culturales

El Infierno o el nacimiento de la clínica

Performance

Paso a Paso en mi mente fui armando el todo de aquello. Desde el conflicto de la performancera con directivos y trabajadores de la Facultad de Derecho para tomar el pasillo para la puesta y descargar las camillas de la ambulancia –única escenografía-; la angustia manifiesta en todo el equipo artístico de la compañía de teatro "Cromos de la niebla" por el retraso infame del encargado del sonido, especialmente reflejada en el rostro de su directora; el ritual de Norma, la actriz primera, maquillando su cara cual Madame Butterflay, predispuesta ya al autosacrificio; el maestro ofendido porque la música no le permite dar su clase con toda tranquilidad.

Javier Flores ( )

El Infierno o el nacimiento de la clínica

Allí fue… la mañana era de oro
septiembre estaba en flor… y ellos morían.
Amado Nervo



Cuando leí este verso de Amado Nervo esculpido en un monumento a los Héroes de Chapultepec en la ciudad de Pachuca, me conmovió profundamente imaginar el momento que describía el poeta en dos líneas. Desde entonces lo recito siempre que por alguna razón lo recuerdo. El jueves 13 de septiembre de 2007 nuevamente fui conmovido, tocado, arrebolado, sustraído de la cotidianidad de un jueves más.
Circunstancias varias me llevaron a las dos de la tarde a la explanada de la Facultad de Derecho de la UNAM, Claudia Cabrera Sánchez y su grupo de actrices presentaron un Performance increíblemente ideado, elucubrado, concebido. Tal vez como el verso de Nervo, pienso, también este espectáculo me resultará inolvidable, me explico: de regreso a mis actividades del día, en el Metro, en el micro, el trayecto fue una ensoñación constante, en silencio discernía sobre el evento, no daba crédito a lo vivido, a lo visto.





Paso a Paso en mi mente fui armando el todo de aquello. Desde el conflicto de la performancera con directivos y trabajadores de la Facultad de Derecho para tomar el pasillo para la puesta y descargar las camillas de la ambulancia –única escenografía-; la angustia manifiesta en todo el equipo artístico de la compañía de teatro "Cromos de la niebla" por el retraso infame del encargado del sonido, especialmente reflejada en el rostro de su directora; el ritual de Norma, la actriz primera, maquillando su cara cual Madame Butterflay, predispuesta ya al autosacrificio; el maestro ofendido porque la música no le permite dar su clase con toda tranquilidad.



Finalmente el inicio a la hora señalada con la presencia de propios y extraños. Desde el comienzo, un poco antes de la coreografía de las pacientes en bata, la actriz principal llamó más la atención con respecto a Marina y Blanca, Karla aparecería un poco después. La manera de despojarse de su atuendo para vestir la bata del ISSSTE fue determinante; como en un circo de tres pistas la mirada de todos iba de Blanca a Marina y de ésta a Norma -¿dónde quedó la bolita?, atínele, gánese estos doscientos pesos-.



En un momento sucedió. Norma, sin dar tiempo a nada, consolida totalmente la atención. Encima de la camilla pare a cada uno de nosotros, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, a todo aquel que se atreve a asomarse al túnel del tiempo.


En un instante nacimos y crecimos al unísono, viejos y agónicos llegamos hasta el final, cuando ella entregada en CUERPO Y ALMA, lo escribo en altas porque literalmente así fue, dueña del foro y las conciencias puede y hace lo que le viene en gana. Somos marionetas de sal, cualquier movimiento puede resquebrajarnos.




Un silencio dirige la respiración de la audiencia circunstancial. Algún rufián agazapado activa el celular mientras los fotógrafos buscan el mejor encuadre. Ella, la actriz, la madre copulativa y paridora, antes de persignarse, mantiene la expectación en la cúspide, después, al besar la cruz de sus dedos y beber trago a trago el total del cáliz uterino, absorbe completamente el espacio, todo lo demás son voces tenues, murmullos apenas.



Al final el alumbramiento de la masa se dispersa, y una resonancia constante de comentarios de toda índole, se expanden simultáneamente. El performance perdurará en el ámbito de la creación escénica y artística como el verso de Nervo en la cantera. En aquel momento fui parte de aquella petrificación elucubrada por Claudia Cabrera Sánchez, Norma Márquez, Blanca Hurtado, Marina Vera y Karla de Alba. Primera presentación de la serie de performance: El Infierno o el Nacimiento de la Clínica, coordinado por Rubén Ortiz, de Teatro UNAM y La Comedia Humana.



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http://www.cuartoscuro.com.mx/articulos.php?id_sec=30&id_art=547

1 comentario:

Saludos dijo...

Hola!,

Soy un amigo de la secundaria de Claudia Cabrera Sánchez; actualmente vivo en Zapopan, Jalisco.

¿como podria contactar a Claudia?

Un abrazo,

Alan