"El Infierno..." según Estela Leñero

Publicado en la revista Proceso número 1634
24 de febrero de 2008


Vanguardia trasnochada
Estela Leñero

Es como volver a los setenta cuando los grandes experimentadores del teatro hacían sus locuras, pero que en la obra El infierno o el nacimiento de la clínica que se presenta en el Foro Sor Juana de la UNAM, no hay grandes ni sorpresas, sino sólo refritos empalmados unos con otros; ideas mentales sin concreción dramática; discursos y descripciones; performances hilvanados sin conformar una trama (y no en el sentido anecdótico sino en el usado por Eugenio Barba), pues no es suficiente el tema del cuerpo y la enfermedad para crear una obra de teatro.
En El infierno o el nacimiento de la clínica dirigida por Rubén Ortiz, el concepto y la práctica escénica están disociados y el intelecto prevalece frente a la emoción. Más aún, la emotividad no es un ingrediente del espectáculo lo cual provoca un distanciamiento brutal del público hacia lo que está viendo. Si se quería hacer una crítica sobre la modernidad y la tecnología médica o la relación objetivizada que el individuo tiene con el cuerpo, la manera en que se hace no involucra mas que al cuerpo del actor y la emotividad está, tal vez, propositivamente escondida. Los actores enuncian, pero nunca sienten, a excepción del dolor físico al que el director los somete, intentando arremedar los performances. Hay uno que otro momento emotivo anclado en las experiencias conmovedoras que se narran respecto a una enfermedad y resulta interesante el hecho de que la narración no está ligada a la acción que realiza el actor --pues aquí no puede hablarse de personajes--, pero que de manera inconsciente se conectan.
Si bien esta disociación funciona en particular, es completamente disfuncional en el concepto general de la obra. La palabra se revela en su mayor parte con una voz en off que emite definiciones médicas o testimonios de médicos entrevistados y que se proyectan en pantalla. El sonido es tan deficiente que no se entiende lo que dicen y conforme pasa el tiempo va perdiendo importancia hasta convertirse en un murmullo perturbador. Los actores leen o recitan con una indicación del director, supongo, de que se use el tono neutro, solemne, frío, sin significados, para que las cosas sean tal cual son, que terminan siendo poco, sobretodo para los que hemos pasado por la tortura de los médicos, los hospitales y los tratamientos propios o ajenos.
El infierno o el nacimiento de la clínica, se basa en diversos performances dirigidos por Rubén Ortiz, Ricardo Díaz, Héctor Bourges, Eugenia Vargas y Claudia Cabrera (a los cuales no se les da el crédito correspondiente) que van desde una danza minimalista (como las del grupo Roses and roses de los ochenta) hasta la acción de coser meticulosamente un corazón real (de vaca o toro) incertándole milagritos.
El grupo actoral Los esquizoides está conformado por Diana Cardona, Verónica Colín, Gabriela Delgado, Elizabeth Espejo, Fernanda Manzo, Raúl Mendoza, Jorge Palafox, Esperanza Sánchez y Alam Sarmiento, cuyo arrojo y compromiso con el trabajo es admirable y digno de reconocerse.
Rubén Ortiz, alumno y asistente de Ludwik Margules, coordinador académico del extinto Foro de Teatro Contemporáneo y docente de la Facultad de Teatro de la UNAM, se basa en la filosofía transgresora de Foucault para elaborar El infierno…, que es la primera de una tetralogía, que según comenta el director, Foucault es que la estructura. Ojalá y los planteamientos de este filósofo tuvieran formato dramático para dar solidez a las propuestas de este arriesgado director cuyo talento se vería enriquecido si menospreciara el texto y el poder del significado y creyera en la integración de la palabra dentro del hecho escénico. Así fue en su exitosa puesta en escena de Autoconfesión del escritor Peter Hanke que dirigió en el 2005 con la actuación de Gerardo Trejoluna, la cual estaba llena de sentidos, imágenes, expresividad, fuerza y una profunda humanidad.

Tomado de :
http://estela.dramaturgiamexicana.com/2008/02/22/24-de-febreroprocesoel-infierno/